Al contrario, estamos hechos "para la verdadera pureza, la que Dios nos da, si le permitimos alejar de nosotros toda sombra de egoísmo, de orgullo y de juicio, para modelarnos a imagen de su Hijo ...
Nuestros padres nos dieron la vida natural del cuerpo, pero Dios nos da el alma y nos destina, además, a una vida sobrenatural; nacemos privados de ella por el pecado original, heredado de Adán.